Jannah Theme License is not validated, Go to the theme options page to validate the license, You need a single license for each domain name.
Deportes

De París 1924 a París 2024: la participación femenina española cumple cien años

Natalia Arriaga |

Madrid (EFE).– Con decorosas faldas por debajo de la rodilla, las piernas ocultas por unas medias blancas y una raqueta de madera en la mano, este domingo hará exactamente un siglo que las tenistas españolas Lilí Álvarez y Rosa Torras se presentaron en el Estadio de Colombes para participar en los Juegos de París 1924 y se convirtieron de esa manera en las primeras deportistas olímpicas españolas de la historia.

Cien años después, en París 2024, sus herederas Sara Sorribes y Cristina Bucsa disputarán en Roland Garros sus partidos empuñando ligeras raquetas de grafito, vestidas con prendas cortas, coloridas y ajustadas y convertidas en profesionales de su deporte.

Álvarez y Torras, las primeras y las únicas españolas en 1924

La tenista española Lilí Álvarez en un momento de la semifinal individual contra Ryan (Foto sin fecha).
La tenista española Lilí Álvarez en un momento de la semifinal individual contra Ryan en 1927. EFE/L.N.A./Archivo Vidal/svb.

Álvarez y Torras fueron las primeras y las únicas españolas en 1924, porque otras dos jugadoras inscritas, Isabel Fonrodona y María Luísa Marnet, no llegaron a competir.

192 mujeres en París 2024

En cambio, Sorribes y Bucsa viajarán a París acompañadas por otras 190 mujeres, el 50,2 % del equipo olímpico español, en el que por primera vez habrá más mujeres que hombres.

El debut femenino de España en un escenario olímpico pudo ocurrir antes, en 1920, cuando ‘Panchita’ Subijana y Lily Rózpide, también tenistas, fueron convocadas para la cita de Amberes. Pero ninguna se desplazó finalmente a Bélgica.

La española Rita Pulido, la primera por la izquierda, inicia la prueba de los 100 metros libres, con (de izquierda a derecha y a continuación) Marilyn Sideisky, de Rhodesia, la australiana, Dawn Fraser y la japonesa Kimura. La australiana resultó vencedora batiendo un record olímpico.
La española Rita Pulido, la primera por la izquierda, inicia la prueba de los 100 metros libres, en 1964. Efe/ jda

Así que les cupo a Lilí Álvarez y a Rosa Torras ese honor, que aprovecharon al máximo, porque participaron en 1924 en los tres torneos: individual, dobles y dobles mixtos.

Torras ganó su primer encuentro individual y perdió en el siguiente, en octavos de final. Álvarez llegó hasta los cuartos de final, disputados el 17 de julio.

En dobles femeninos perdieron a la primera y en mixtos Lilí Álvarez y Eduardo Flaquer pasaron una ronda, hasta octavos, y Torras y Ricardo Saprissa fueron eliminados en su estreno.

Torras viajó a París con bronquitis y en Colombes disponía de un infiernillo junto a la cancha para inhalar vahos entre juego y juego.

Según expresan los autores Alejandro Leiva y Antonio Sánchez Pato en el libro ‘El Olimpismo en España. Una mirada histórica de los orígenes a la actualidad’, “la propia Lilí Álvarez en sus notas autobiográficas nunca dio especial relevancia” a su participación en París, por lo que “probablemente estas deportistas no fueran conscientes de la auténtica transcendencia” que para el deporte femenino supuso su presencia en aquella edición.

 La olímpica española de tiro con arco María Teresa Romero
La olímpica española de tiro con arco María Teresa Romero dispara durante su actuación en los Juegos Olímpicos de Munich 72. EFE/caa.

Sin más participación española hasta 1960

Hubo que esperar 34 años, hasta 1960, para ver a alguna otra española competir en los Juegos Olímpicos. La Guerra Civil y la dictadura franquista cayeron como una losa sobre el incipiente deporte femenino en España, que resurgió a duras penas a finales de los cincuenta.

Once mujeres acudieron a los Juegos de Roma, en tres deportes: gimnasia, natación y esgrima.

En aquel grupo figuran nombres emblemáticos como los de las nadadoras Isabel Castañé y Rita Pulido, que compitieron con 14 y 15 años, o los de Elena Artamendi, luego destacada dirigente de la gimnasia catalana, y María Shaw, además de esgrimista destacada física.

Tokio 1964 y México 1968

En Tokio 1964 y México 1968 la presencia fue casi testimonial, con tres y dos nadadoras, respectivamente. Repitieron en la capital japonesa Pulido y Castañé, acompañadas por Asunción Ballester, y compitieron en México Mari Paz Corominas, que fue finalista en 200 m espalda, y Pilar von Carsten.

Múnich’72 solo registró la participación de cinco españolas, entre ellas la pintora María Teresa Romero, que fue decimotercera en tiro con arco.

 La atleta española Carmen Valero
La atleta española Carmen Valero, en 1977. EFE/aa

De Montreal a Seúl: una lenta mejoría en cifras y resultados

Los Juegos de Montreal’76 contaron con la primera representante española en atletismo, la recordada Carmen Valero, entre un equipo de once mujeres.

Pese a la apertura propiciada por la recién estrenada democracia, para las mujeres deportistas las cosas iban despacio y en Moscú’80 se bajó a nueve representantes, limitadas a la gimnasia -Aurora Morata, que era campeona de España y de los Juegos Mediterráneos, estaba en el equipo-, la natación y los saltos.

Los Ángeles 1984 y Seúl’88 registraron incrementos importantes

Los Ángeles 1984 y Seúl’88 registraron incrementos importantes que prepararon el terreno para el gran cambio que supondría Barcelona’92.

Teresa Rioné (atletismo), Laura Muñoz (gimnasia artística), Marta Bobo (rítmica), Ana Tarrés (sincronizada)… las 16 deportistas que viajaron a Los Ángeles ya disfrutaban de predicamento entre los aficionados, y más aún las 29 que compitieron en Seúl, con la siguiente edición, en casa, ya en la mente de todos: Eva Rueda (gimnasia artística), Blanca Lacambra, Sandra Myers, Rosa Colorado, Maite Zúñiga (atletismo), Gemma Usieto (tiro), Arantxa Sánchez Vicario (tenis) o Silvia Parera (natación) formaron parte de aquella expedición.

La judoca española, Miriam Blasco Soto, medalla de oro en la categoría de 56 kilos, que conquistó al vencer a la británica Fairbrother.
La judoca española, Miriam Blasco Soto, medalla de oro en la categoría de 56 kilos, que conquistó al vencer a la británica Fairbrother. Efe / Nazario Sierra

Barcelona’92: las primeras medallas

El plan ADO de preparación de los Juegos de Barcelona demostró que, a igualdad de trato, de condiciones económicas y de preparación, las deportistas españolas también estaban listas para subir al podio.

Compitieron 125 y llegaron por fin las medallas, precedidas unos meses antes por el bronce de Blanca Fernández-Ochoa en los Juegos de Invierno.

Los oros de las judocas Miriam Blasco (la primera en el tiempo) y Almudena Muñoz, de las regatistas Theresa Zabell y Patricia Guerra y de la selección de hockey hierba (único equipo femenino español que a día de hoy ha sido campeón olímpico), las platas de Carolina Pascual en rítmica, de Arantxa Sánchez Vicario y Conchita Martínez en dobles de tenis y de Natalia Vía-Dufresne en vela y, finalmente, el bronce de Sánchez Vicario en individual conformaron un panorama difícilmente imaginable una década antes.

El ‘efecto Barcelona’ se extendió hasta Atlanta’96, con 93 mujeres clasificadas y seis medallas ganadas en gimnasia rítmica, vela, tenis y judo.

Las españolas Theresa Zabell (3d) y Patricia Guerra (3i se dirigen victoriosas al podio tras conseguir la medalla de oro en la categoría femenina de vela 470
Las españolas Theresa Zabell (3d) y Patricia Guerra (3i), en el podio tras conseguir la medalla de oro en la categoría femenina de vela 470, en Barcelona. EFE/ M. H. de León

En Sídney 2000 se volvió a superar el centenar de participantes, una barrera que ya no ha tenido vuelta atrás: 139 en 2004, 121 en Pekín, 111 en Londres, 144 en Río, 137 en Tokio. Si hasta 1992 el porcentaje de hombres del equipo español siempre había superado el 87 %, las mujeres eran ya más del 40.

María Vasco logró la primera medalla femenina en atletismo, con su bronce en 20 km marcha en Sídney; en la misma edición llegó el bronce de Nina Zhivanevskaya en natación. En 2004 llegó el primer podio femenino, el único hasta ahora, en gimnasia artística gracias a Patricia Moreno y su bronce en suelo, entre otros éxitos de las españolas. Y en Pekín 2008 se incorporaron al podio deportes como la halterofilia, con Lidia Valentín, y la natación sincronizada.

La Segunda Revolución: de Londres 2012 a Tokio 2020

La nadadora española Mireia Belmonte
La nadadora española Mireia Belmonte. EFE/Alberto Estévez

Un salto similar en importancia al de Barcelona se produjo en los Juegos de Londres 2012, cuando las olímpicas españolas prácticamente doblaron en medallas a sus compañeros, 13-6.

En Río 2016 se mantuvo la superioridad (9-8) y en Tokio 2020 volvieron a bajar a 6 las medallas con firma femenina, más la mixta en tiro.

Fueron los años de Mireia Belmonte, de Maialen Chourraut, de Marina Alabau, de Ruth Beitia, de Carolina Marín, de Sandra Sánchez, de Teresa Portela… Pero también fue trascendental el paso dado por los deportes de equipo: platas en waterpolo y baloncesto, bronce en balonmano.

Con la clasificación para los Juegos de París 2024 de la selección española de fútbol, de la boxeadora Laura Fuertes, de la pentatleta Laura Heredia, de las surfistas Nadia Erostarbe y Janire González y de la escaladora Leslie Romero, el deporte femenino español solo tendrá pendiente la participación en la disciplina de nueva incorporación, el breaking.

En cuanto a medallas, un siglo después de aquel estreno en París 1924 las españolas ya tienen metales en 19 deportes olímpicos.

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba