Garante de préstamos: El riesgo de asumir una deuda ajena puede generar enemistad y problemas económicos
- Lo ideal es nunca servir de codeudor, aún sea un amigo o familiar, pues el impago recaería sobre usted
Por Massiel de Jesús | ElDinero
Santo Domingo.- En la cultura dominicana, la solidaridad es un valor fundamental que se manifiesta en muchas áreas de la vida cotidiana, incluida la financiera. Muchas personas, por ayudar a un amigo o familiar, deciden convertirse en garantes de préstamos. Sin embargo, esta buena intención puede tener consecuencias financieras graves y, en algunos casos, llevar a la quiebra.
Ese fue el caso de Carlos, un trabajador formal con un empleo estable y un buen historial crediticio. Su mejor amigo, Luis, necesitaba un préstamo para comprar un vehículo, pero no tenía un historial crediticio favorable para que se lo aprobaran. Carlos fue su garante porque confiaba en que él podrá pagar las cuotas mensuales.
Los primeros meses todo va bien; Luis paga puntualmente. Sin embargo, tras perder su trabajo debido a una crisis económica y sin poder encontrar uno nuevo rápidamente, comienza a dejar de pagar las cuotas del préstamo. El banco se comunica con Carlos exigiendo que cubra los pagos atrasados.
A pesar de que Carlos tenía un trabajo estable y ahorros, los pagos del préstamo comenzaron a afectar su presupuesto mensual. Además, su capacidad para solicitar un nuevo crédito se vio comprometida porque ahora tenía esta obligación financiera adicional. Eventualmente, Luis no encontró un nuevo empleo y siguió sin pagar, Carlos se vió obligado a utilizar sus ahorros o incluso hasta pensó en vender su automóvil para cubrir la deuda.
Un caso similar vivió Julio, un microempresario, conocido por su generosidad. Un día, su amigo Juan le pidió que fuera garante de un préstamo para abrir su taller de mecánica. A pesar de las dudas que ya tenía Juan, decidió ayudarlo. No obstante, Juan no pudo continuar pagando y el negocio fue decayendo. Cuando Julio confrontó a Juan sobre la situación, la conversación se tornó tensa y terminó en una pelea. La amistad que habían compartido se desmoronaba, mientras el banco embargó los bienes de Juan, dejándolo al borde de la “bancarrota”.
Aunque se sintió traicionado y dolido, aprendió una lección valiosa: ser garante puede tener consecuencias devastadoras. A pesar del rencor inicial, decidió perdonar a Juan en su corazón, pero nunca más volvería a involucrarse en garante sin estar completamente seguro.
Estas historias, aunque lejanas, son más habituales de lo que se cree, pues cuando una persona decide ser garante de un préstamo, asume una responsabilidad significativa. Por tanto, si el deudor principal deja de hacer los pagos, el banco se dirigirá al garante (usted) para exigir el cumplimiento de la deuda. Esto significa que el garante no sólo comparte la deuda, sino que también tiene la obligación legal de pagarla en su totalidad si el deudor falla.
En tanto, al asumir la deuda de otra persona, es posible que el garante no tenga suficiente capacidad económica para hacer frente a sus propias obligaciones. Esto puede llevar a problemas financieros graves, como el impago de sus propias cuentas y deudas. También puede afectar negativamente la capacidad del garante para obtener nuevos préstamos. Las entidades financieras ven al garante como una persona con una carga financiera adicional, lo que puede limitar su capacidad crediticia.
Posibilidad de perder bienes
En caso de incumplimiento por parte del deudor y del garante, los bancos tienen el derecho de embargar bienes del garante para cubrir el total del préstamo. Esto puede incluir propiedades, vehículos u otros activos valiosos.
De ahí, que ser garante puede parecer un acto noble y solidario, pero es fundamental entender todos los riesgos financieros involucrados antes de asumir esta responsabilidad.
Expertos financieros sugieren que la mejor estrategia es fomentar una buena educación financiera y ayudar a quienes lo necesiten a construir su propio historial crediticio sólido sin depender de otros. Pues, la prevención siempre será más efectiva que enfrentar las consecuencias después.
Errores comunes a evitar
Al momento de actuar como garante de un préstamo, uno de los errores más frecuentes es no leer detenidamente el contrato. Muchos garantes se lanzan a esta responsabilidad sin tomarse el tiempo necesario para comprender los términos y condiciones del préstamo, lo que puede resultar en sorpresas desagradables en el futuro.
Además, existe una tendencia a subestimar la responsabilidad que implica ser garante; algunos creen que solo están haciendo un favor, sin considerar que, en caso de impago por parte del prestatario, asumirán la carga de la deuda.
Otro aspecto es la falta de evaluación de la capacidad financiera del prestatario. No investigar a fondo la situación económica de la persona a la que se le está ofreciendo apoyo puede tener consecuencias severas.
A tener pendiente
- Capacidad de pago. Debe conocer los ingresos, gastos y bienes de quien pide financiamiento.
- Riesgos. En caso de que el deudor principal no cubra la deuda, el garante es el que paga.
- Crédito. El garante tiene menor posibilidad de que le otorguen un nuevo crédito en lo inmediato.
- Mora. Si su cuenta es de la entidad que se tomará el préstamo, puede ser bloqueada.
- Pérdida. Quien presta tiene derecho a vender su garantía si el titular o garante no cumple.
- Consejo. Lo ideal es no ser garante y que quien desee tomar un préstamo que cree su historial.