Antes de decidir algo, vea que sea para su conveniencia

Por Esteban Delgado
La mayoría de los seres humanos acostumbramos a tomar decisiones en su vida, ya sean grandes o pequeñas, importantes o no, con base en el impulso o la circunstancia del momento, pero pocas veces con el previo análisis de que si lo que ha de decidir le conviene o no.
Muchas veces reaccionamos o actuamos pensando el quienes nos rodean o llevándonos de las influencias que nos inyectan otros, sin detenernos a verificar si lo que hemos de decidor es conveniente para nuestro presente y futuro.
En materia económica, así como en todo lo que hacemos en la vida, es bueno ver lo conveniente o no de lo que hacemos, antes de actuar en cualquier decisión. Recuerdo que una vez un amigo me dijo: “cuando se te presente una situación, verifica las opciones antes de actuar, pero comienza por pensar en qué es lo peor que puede pasar y, partiendo de ahí, comenzar a analizar posibles alternativas que resulten menos lesivas”.
Por ejemplo, se puede dar el caso en que usted tiene un empleo en donde el salario no es muy bueno, se siente incómodo con su jefe y tal vez le están asignando más trabajo de lo que originalmente le dijeron que haría.
Es posible que usted esté harto de ese empleo y desee renunciar. Sin embargo, antes de hacerlo, debe pensar en las consecuencias: ¿tiene usted un empleo alternativo o lo hará para quedarse desempleado? Si no tiene una opción inmediata, lo mejor es quedarse ahí un tiempo y, mientras tanto, comenzar a buscar empleo. Cuando lo obtenga, entonces presente su renuncia.
Lo anterior indica que, al momento de tomar una decisión, aunque usted tenga el deseo de tomarla, no debe hacerlo sin antes verificar que lo que hará realmente le conviene “a usted” o su terminará haciendo algo que resulta más conveniente para otro y usted sale perjudicado.
Recuerden a las abuelitas, aquellas que, cuando veían a una chica con varios enamorados, observaban a cada uno y le decían cuál de ellos le convenía. “Mi hija, tienes que dejar esa relación con ese hombre, pero ese hombre no te conviene”. En otras ocasiones la exhortación era inversa. “tienes que casarle con esa mujer, porque esa es la mujer que a ti te conviene”.
Fíjense que nuestras abuelitas no nos decían que ese hombre o mujer es el que te ama o el que amas, sino, el o la que “te conviene”. Y esa “conveniencia” no se refería a asuntos de dinero, en el caso de una relación de pareja, sino a la visión, por experiencia vivida, que la abuela o el abuelo observaba en determinado hombre o mujer para su nieto o nieta.
Cuando se toman decisiones financieras, por ejemplo, para el consumo de algún artículo o la contratación de un servicio, siempre se recomienda analizar si lo que se va a comprar es lo que se desea o lo que se necesita. Pero también es preciso verificar si para lo que necesitas tienes el dinero suficiente o necesitas financiar una parte. En caso de financiar una parte, lo que conviene es comprar el artículo que resulte más económico o, lo que es lo mismo, menos caro.
A veces, en nuestro entorno de amigos, compañeros de trabajo, de estudios o de cualquier otro “compinche” nos encontramos que personas que nos desean lo mejor y con otras que, aunque aparentan querernos, lo que desean es verte fracasar. En ese ambiente pueden surgir chismes o malas interpretaciones de cualquier comentario o actitud. Entonces, antes de reaccionar, respire, piense, analice y luego actúe. Nunca lo haga en el calor del momento, porque ahí no tendrá tiempo para verificar si su reacción será la que más le conviene o su es mejor dejar las cosas así.
Siempre pongo como ejemplo los mensajes de texto. Realmente, quien lo recibe y lee puede interpretarlo como quiera de forma positiva o negativa; por eso, lo que se recomienda es escribir el mensaje, verlo, leerlo y analizarlo bien antes de darle a “enviar”.
Entonces, para que su vida sea más exitosa, o al menos, menos fracasada, trate, de ahora en adelante, de que cada cosa que usted vaya a hacer, cada decisión que teme, ya sea de corto, mediano o largo plazo, que sea para su conveniencia, no para la conveniencia de otro.