Desesperanza aprendida (Learned helplesness)

Por Julio González
Un Viandante
En su búsqueda por enriquecer su acervo cultural, el Viandante se ha encontrado con un concepto que, lejos de sorprenderle, ha resonado profundamente con sus inquietudes. La indefensión aprendida, término acuñado por el psicólogo Martin Seligman en la década de los 70, describe un estado de pasividad y resignación ante circunstancias adversas que parecen imposibles de modificar.
El experimento que llevó a esta teoría es revelador: Seligman sometió a animales enjaulados a descargas eléctricas impredecibles. Inicialmente, intentaron escapar, pero pronto comprendieron que cualquier esfuerzo era inútil. Cuando finalmente se les ofreció una vía de salida, no la aprovecharon. Habían aprendido a no luchar, a aceptar el sufrimiento como inevitable.
Aplicada a los seres humanos, esta condición psicológica explica por qué individuos o grupos pueden adoptar una actitud pasiva frente a situaciones que, en teoría, podrían cambiar.
Si trasladamos este concepto al escenario político, podemos preguntarnos: ¿existe un fenómeno de indefensión aprendida dentro de las filas medias y bajas del Partido Revolucionario Moderno (PRM)? Desde su llegada al poder en 2020, las estructuras dirigenciales han experimentado dinámicas que podrían estar generando un estado de desesperanza en ciertos segmentos.
Aquí me detengo para preguntar ¿hasta qué punto la dirigencia del PRM reconoce este fenómeno dentro de su propia estructura? ¿Han interiorizado los cuadros medios y bajos la idea de que, independientemente de su esfuerzo, el ascenso dentro del partido es improbable? ¿Se ha naturalizado la sumisión a las decisiones de la cúpula sin margen para la crítica o renovación interna? ¿Podría este estado de pasividad influir en la renovación de liderazgos en la convención venidera?
Más aún, surge una angustiante inquietud de cara a las elecciones de 2028: ¿pueden los aspirantes presidenciales revertir este estado de indefensión aprendida en la dirigencia del partido? Su capacidad para hacerlo no solo determinaría la dinámica interna del PRM, sino también su impacto en el país.
Son preguntas abiertas, reflexiones necesarias, y un llamado a examinar las estructuras de poder desde una óptica más profunda. Si la indefensión aprendida es real en la dirigencia partidaria, su reconocimiento es el primer paso hacia la transformación.